Este libro no es un manual. Tampoco un ensayo, ni un tratado. No pretende ser un chaleco salvavidas o una píldora analgésica. Es un interruptor, un mecanismo que corta la corriente. Permite que, a la vez, algo, ahora, se ponga al fin en marcha para siempre. La lectura de este libro debiera ocasionar un chispazo neuronal, un clic electrostático que interrumpiera la cadencia del maltrato psicológico de por vida.
Una bajada repentina de tensión que debe acabar cuanto antes para que se encienda otra forma de hacer las cosas y de comportarnos en pareja. Si esto ocurre, este libro habrá funcionado.
Hay salida, pero primero a salvo.